Las consultas más frecuentes tienen relación con el proceso de separación o divorcio. Desean conocer si hay ví­as de arreglo para el conflicto, qué es lo que ha afectado a la relación de pareja, qué consecuencias tendrá en los hijos, en caso de tomar la decisión de divorciarse, cómo enfrentarlo, quién y cómo se debe notificarlo a la familia y, sobre todo, solicitan consejos prácticos para mejorar la convivencia.

Desde el enfoque sistémico, el terapeuta debe velar por el bienestar de la familia en su totalidad y no solamente de uno de sus miembros, reconocer que entre ellos existe una serie de relaciones y ví­nculos que deben ser atendidos. La terapia familiar sistémica parte de la idea de que cuando se transforma la estructura de la misma se modifican como consecuencia las posiciones y actitudes de sus miembros, brindando la opción de nuevas experiencias que aportan un cambio al sistema. La estrategia es modificar el aquí­ y ahora, es decir, intervenir para modificar el presente, situación que es muy útil para las familias que viven el divorcio.

Se observa en terapia:
1. Estructura: forma de unión de la familia, tamaño, miembros, tipo de parentesco, historia, evolución.
2. Sistema relacional: actitudes de hombres, mujeres, roles, comunicación, ví­nculos, afecto, cohesión, reglas, lí­mites.
3. Momento evolutivo: si están iniciando el matrimonio, si tienen hijos adolescentes, entre otras.

El tratamiento por lo general abarca ocho sesiones y se solicita el cumplimiento de ciertas tareas.